En Argentina con Macri las ciudades y los pueblos, los comerciantes y los asalariados, se encuentran bajo el
fuego del plan de destrucción de los neoliberales.
"Sé que han sido meses difíciles para muchos argentinos; comparto el
dolor, las angustias, sincerar la economía ha sido muy duro pero nos
dejaron una bomba a punto de estallar". Esta falacia de Macri,
pronunciada hace pocos días,
resume el conjunto de la lógica sobre la que se basa la gran
manipulación que logra que este tan evidente bombardeo económico para
muchos resulte, ¡todavía hoy!, totalmente invisible... “Sincerar” da
idea de que hay una mentira que es necesario desenmascarar. “Bomba a
punto de estallar” da idea de una trampa tendida que puede explotar y
que todo lo que ocurre de malo hoy es porque esas trampas están
detonándose.
Pero si analizamos la información objetiva,
de fuentes inobjetables de parcialidad en el sentido de lo que pretendo demostrar,
nos daremos cuenta que todo esto, como todo Macri, es una gran mentira y
que, en realidad, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dejó
las cuentas del Estado en relativamente buenas condiciones y la única
trampa que existía era contra los ricos, no contra el pueblo y la
Nación.
Los medios son medios, nada más, y depende los fines para los que se
utilizan, su legitimidad. En este sentido, toda la política monetaria
del kirchnerismo, especialmente en los últimos tiempos, en general es
muy poco comprendida en toda su dimensión. En política monetaria el
problema no es la emisión, sino a manos de quien va a parar el dinero
que se emite: si a manos de los bancos o a manos de los trabajadores y
el pueblo. Hoy Macri emite diez veces más que Cristina Fernández de
Kirchner, al imprimir títulos de deuda de miles de millones de dólares y
pesos. Esos títulos no se emiten para entregárselos a los trabajadores;
se emiten para ser entregados a la usura internacional. Son una promesa
de vasallaje. Macri es un "bravo" contra el pueblo argentino pero un
perro faldero de los banqueros yankis.
En este sentido, la política de desendeudamiento del kirchnerismo no
fue una de desendeudamiento absoluto. Fue una de desendeudamiento
externo en el sentido de que redujo la ratio de la relación entre PBI y
deuda externa, de tal manera de que con el tiempo esa deuda podía seguir
reduciéndose. Sí hubo un importante endeudamiento del Estado en pesos.
Eso es cierto. Pero si hablamos de pesos las controversia que sucedería
en caso de impago sería en suelo naciona, "puertas adentro". Entonces,
en un contexto kirchnerista, si resultaran más importantes los derechos
humanos de los ciudadanos argentinos que pagarle una deuda a los
codiciosos potentados capitalistas acreedores, si resultaran más
importantes los derechos a la vivienda, a la digna alimentación y salud,
y a la educación, de todos los compatriotas, los acreedores hubieron
tenido que enfrentar esta situación en una mucho mayor debilidad. Aquí
el Estado hubiera podido imponer eso a un millonario como Macri o como
Paolo Rocca (dueño de Techint), como pudo imponerles la estatización de
las AFJP para poder garantizar la universalización de un derecho básico
como es la jubilación (por eso Rocca desde ese momento -año 2008- habló
de una etapa "confiscatoria"). Pero nunca el Estado Argentino pudo
imponerles el default (léase "imprescindible confiscación a los ricos
para que todos tengamos derechos") a los tribunales municipales de Nueva
York, estrados desde los cuales EEUU negó un concurso de acreedores con
casi el 93 por ciento de los mismos, concurso que había legitimado los
términos de una manumisión al final trágicamente frustrada por la
victoria electoral de un súperalcahuete. Es muy diferente dar la batalla
adentro que darla afuera. La ilegitimidad de la injusticia siempre es
la misma, pero la legitimidad para hacer la guerra contra ella (porque
la injusticia tiene personeros, no es abstracta) hubiera sido muy
diferente. ¡Eso es lo que pretendían sincerar a su favor los eternos
frustradores de la Argentina Potencia! ¡Esa éra la bomba a punto de
explotar que los ricos se sacaron de las manos! Con Macri se trastocó el
apotegma kirchnerista de "no pagar la deuda con la sangre del pueblo"
por "hacer correr sangre argentina para perpetuar la dominación de la
Patria, usando el endeudamiento como estatuto del coloniaje".
Y la sangre argentina no sólo corre hoy como hambre, como la depresión y el shock
que ya mató a varios trabajadores del Estado despedidos, como el asesinato de ancianos a los que
se les desfinancia (se les niega) la medicación,
como la violencia horizontal alimentada por la carestía -lo que se
manifiesta en los ascendentes índices de delitos callejeros (de los
delitos de guante blanco se ocupa "el mejor equipo en 50 años",
contubernio cipayo en el Poder)-, como la bancarrota de la pequeña y
mediana empresa y de gran parte de la industria, sino que también corre
la sangre cuando el gobierno macrista reprime la lucha reivindicativa,
sea a través de medios francos como la policía de uniforme o de medios
encubiertos como el accionar de bandas de matones. A la violencia
económica se correspondió siempre la violencia política. En ese camino
nos está conduciendo Macri. El segundo apotegma, "no reprimir
alevosamente la resistencia popular" (porque durante el kirchnerismo
hubo numerosas represiones a luchas reivindicativas con víctimas fatales
pero también hubo un compromiso desde las más altas esferas del poder
político nacional para resolver los conflictos por vías relativamente
pacíficas, y de eso es testimonio el caso de Mariano Ferreira, y de
otros, donde se procuró generar las condiciones políticas e
institucionales para acabar con la impunidad y sofocar el abuso de
Poder), se trastoca en el apotegma de "imponer el plan antipatria con
toda la violencia necesaria y ejemplificadora". Para ello existe toda
una política oficial de refortalecimiento de la lógica represiva,
intentando reescribir la Historia -comenzando por resucitar la "teoría
de los dos demonios" (los que hacían la lucha armada contra la banda
subversiva que tomó el Poder en 1976 son iguales que esos idiotas útiles
al servicio del Pentágono)-, garantizando la impunidad de los viejos
verdugos, recomponiendo la capacidad represiva del Nuevo Estado Colonia;
haciendo cambios legales de gran trascendencia como leyes de
arrepentidos e informantes (donde se comercian las penas y se
institucionaliza el buchoneo), como el "protocolo de seguridad", como la
unificación de la justicia contravencional con la justicia de
instrucción, como la centralización de la "lucha contra el narcotráfico"
en un grupo de jueces adictos (me refiero al poder central, no a la
droga, aunque bien podría ser), como el desmantelamiento de todas las
reformas hechas por el kirchnerismo (procuradurías contra la trata y
explotación de personas, contra el narcotráfico, contra el delito
administrativo, contra la violencia institucional, jerarquización de los
fiscales en la investigación e instrucción de las causas, etc.), y como
otros cambios en los códigos penales y procesales que no sólo buscan
facilitar la violencia represiva, sino además verticalizar el Estado en
un régimen cada vez más dictatorial.
El contubernio cipayo
De la misma manera que en la década del treinta hubo una parte del
radicalismo que pactó con los que derrocaron a Yrigoyen, hoy hay una
parte mayoritaria de políticos del Partido Justicialista que
prácticamente está cogobernando con Macri. Es por eso que hasta ahora el
ser minoría en las Cámaras no le ha impedido a Macri aprobar las peores
leyes de que se tenga memoria: derogación de la Ley Cerrojo (que
impedía conceder a los fondos buitres mejor trato que al casi 93% los
acreedores que habían aceptado la renegociación) y de Pago Soberano (que
impide el pago en otros lugares que los establecidos en ella: Argentina
y alternativamente Francia); autorización del nuevo endeudamiento para
pagarle a los buitres; aprobación de los dos nuevos miembros de la Corte
Suprema; reprivatización del ANSES (Administración Nacional de
Seguridad Social) y cercenamiento de los derechos adquiridos por los
jubilados; blanqueo de capitales...
Los integrantes de Cambiemos (la alianza electoral de PRO -el partido
de Macri- con la Unión Cívica Radical -el partido de Fernando de la
Rúa, el presidente que huyó en helicóptero de los techos de la Casa
Rosada por la debacle del 2001- y otros partidos menores, con la que
Macri a ganó las elecciones), del Frente Renovador (el partido que armó
Sergio Massa -que estuvo en el gobierno de los Kirchner- para dividir el
voto peronista y colaborar con la victoria de Macri), del Bloque
Justicialista (los traidores que se fueron del bloque del Frente para la
Victoria) y de otros bloques menores, todos ellos aliados en el
cogobierno contra el pueblo, constituyen el contubernio de los cipayos,
el contubernio de la antipatria, el contubernio de aquellos que viven
del soborno o aceptan el chantaje del gobierno central (que usa el
presupuesto federal para extorsionar a las provincias), todos parte de
la nomenclatura política de un país gobernado directamente por los EEUU y
los CEO's de las corporaciones occidentales.
En este marco se destaca la actitud intransigente de la ex presidenta
Cristina Fernández de Kirchner, que se opuso terminantemente al
reendeudamiento externo, a la privatización de la ANSES y al blanqueo de
capitales que pretende legalizar los dineros mal habidos del "mejor
equipo en 50 años". Esta posición política no fue acompañada por la
totalidad de las bancadas de diputados y senadores del Frente para la
Victoria (alianza electoral que la llevó a la presidencia) aunque sí por
una parte importante de las mismas. La impresionante movilización que
la fue a respaldar cuando fue citada a declarar en una causa amañada
para perseguirla y la importante influencia que tiene en varios
estamentos del Estado, principalmente en las cámaras legislativas y en
algunos pocos lugares del Poder Judicial, alcanzan como para demostrar
que no se encuentra aislada pero sí que su poder es, desde lo
institucional, muy limitado como para entorpecer con éxito esta agresión
contra el pueblo y la Nación.
El amplio Frente Nacional que debe construirse para unir a la
Resistencia contra las bombas de Macri obviamente que excluirá y
señalará con el dedo a todos estos traidores, ya condenados para siempre
como eso.