El principal diario de Florianópolis publicó un artículo en el que lamentan la falta de argentinos y dinero en esta temporada. Muchas casas sin alquilar, restaurantes con poca gente. Se siente el frío neoliberal.
En la tapa del Diario Catarinense del 7 pasado se publicó “Faltan argentinos y dinero en la temporada 2017”. La columna fue escrita por Cacau Menezes, uno de los principales columnistas del mayor diario de Florianópolis, capital de Santa Catarina, y comenzó así: “Estaba todo bien, sol fuerte, calor, poca lluvia, congestionamientos menores, agua en las canillas, electricidad en las lamparitas, pero esta no es la mejor temporada de los últimos diez años, comparación que usábamos en abundancia la temporada pasada. ¿Qué faltó? Dos cosas: dinero y argentinos”. El diario pertenece al Grupo RBS y es el repetidor de O Globo en la región. La temporada pasada fueron los argentinos los que salvaron a los restaurantes, porque tras el viraje neoliberal de Dilma Rousseff a los brasileros sólo les alcanzó para alquilar. Este verano los restaurantes y bares están vacíos. En todas las calles antes de llegar a alguna playa se puede ver varias personas sentadas en la vereda con carteles que dicen: “Alugo casa”. El frío neoliberal llegó a la región y se hace sentir en Brasil.
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Al costado de nuestra casa hay un taller mecánico. El año pasado padecía al escuchar desde el desayuno que se fue la “chorra”, que eran todos corruptos, sufría con el burbujear de sus ilusiones de cambio. Hubo uno que insultó mucho y contó que era su primera vez en Brasil, lo que me dio tanta bronca que cuando dejó el auto y se marchó, aproveché para irme a la playa y mientras agarraba la bicicleta, me serví del buen día para conversar medianera de por medio con mi vecino mecánico. Quiero ver si el año que viene lo tenés acá, le dije. Pero me dice que están mejor, que el país ya no daba para más, Cristina había robado mucho. Milton, le contesté, no van ni dos meses de gobierno y no paran de echar gente, en mi familia ya echaron a tres, para no ponerme a contar amigos. Sin laburo decime quién va a poder venir, agregué y él optó por salir de la charla, a los brasileros no les gusta discutir. Ayer cometí la maldad de preguntarle por la temporada. Bajó la mirada y me dijo “los argentinos este año están en Canasvieiras, el año pasado venían para acá porque las playas del norte de la isla estaban contaminadas”. Hasta la primera semana de enero la televisión les prometía que los argentinos ya llegarían. Me asomo por la ventana y el taller está vacío, no hay autos argentinos esperando ser arreglado.
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Turistas de Argentina hay, como todos los veranos, pero pocos. El verano pasado con familiares y amigos que vinieron a visitarnos nos sentábamos en la escalera de casa a hacer estadísticas, ya que vivimos sobre la ruta por la que se sale de Barra da Lagoa. Los primeros dos veranos que pasamos acá a las siete de la tarde la fila de autos aseguraba una hora y media como mínimo para salir y llegar hasta el centro. Este verano las cosas cambiaron, a esa hora no hay fila. La única congestión grande que vimos fue por un accidente en el morro y hay una vía de acceso hasta la Lagoa da Conceição. La mayoría de los pocos que vinieron lo hicieron sin auto. Grupos de jóvenes a los que les continúa saliendo más barato veranear en Brasil que en la costa bonaerense. Se los encuentra en las verdulerías en las que la mayoría de la fruta y verdura cuesta R$ 2,30, cerca de $15. Compran tres latas de cerveza en la playa por R$ 10, unos $ 50. Cuando no la compran en el supermercado y las llevan en heladeras.
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Los comerciantes del barrio saben que apoyo al PT. El primer año me paseaba con una chomba de la CUT y una de Lula. Quizá por eso no me creyeron cuando después del triunfo de Macri les dije que esta sería una temporada pésima. Habrán pensado: si la anterior también estaba Macri y fue de las mejores, por qué esta cambiaría. Lo que no cambian en este país es de canal, todos miran el noticiero de O Globo, hasta los que votan al PT, por eso fue tan fácil tirarlos. Él único comerciante que me dijo que esta sería una mala temporada fue el nuevo dueño del supermercado de la esquina. Trabajaba en una plataforma petrolera y lo echaron durante el 2016, la empresa se fue del país. Volvió a Barra a hacerse cargo del negocio familiar. Antes que los diarios tuvieran que reconocer la falta de turistas conversamos. La televisión sigue prometiendo que los argentinos van a venir, me dijo, pero yo tengo los pies en la tierra. ¿Ustedes no tuvieron una devaluación del cuarenta por ciento?, me preguntó.
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Si alguien que está leyendo estas palabras tiene pensado venir a veranear a Brasil, le recomiendo que no alquile por internet o que lo haga por una o dos noches, si necesita esa certeza para calmar sus inseguridades. Aproveche para hacer valer el producto de su esfuerzo que va a conseguir que le hagan unas buenas rebajas. En este país regatear forma parte de las relaciones comerciales y este año se están disputando muchos a unos pocos clientes. Las cosas han cambiado tanto que los diarios en Argentina ya no publican los datos de Migraciones con la cantidad de argentinos que cruzaron a Brasil, se limitan a hacer estimativos que los propios diarios brasileros destruyen. O Globo tiene que reconocer que la ciudad está vacía, que el dinero falta porque faltan los argentinos. A todos los que escucho lamentar la temporada les digo y pregunto lo mismo: se fue Cristina y se fueron los argentinos. ¿Era tan mala para ustedes? ¿Y para ustedes que me leen desde allá?
Una última recomendación: aprovechen estas vacaciones para leer alguna novela histórica latinoamericana y verán que desde el inicio nuestra historia es la misma. Les recomiendo “Memorias del último soldado de la independencia”, atribuida a Nataniel Aguirre, se la consigue en internet.
En la tapa del Diario Catarinense del 7 pasado se publicó “Faltan argentinos y dinero en la temporada 2017”. La columna fue escrita por Cacau Menezes, uno de los principales columnistas del mayor diario de Florianópolis, capital de Santa Catarina, y comenzó así: “Estaba todo bien, sol fuerte, calor, poca lluvia, congestionamientos menores, agua en las canillas, electricidad en las lamparitas, pero esta no es la mejor temporada de los últimos diez años, comparación que usábamos en abundancia la temporada pasada. ¿Qué faltó? Dos cosas: dinero y argentinos”. El diario pertenece al Grupo RBS y es el repetidor de O Globo en la región. La temporada pasada fueron los argentinos los que salvaron a los restaurantes, porque tras el viraje neoliberal de Dilma Rousseff a los brasileros sólo les alcanzó para alquilar. Este verano los restaurantes y bares están vacíos. En todas las calles antes de llegar a alguna playa se puede ver varias personas sentadas en la vereda con carteles que dicen: “Alugo casa”. El frío neoliberal llegó a la región y se hace sentir en Brasil.
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Al costado de nuestra casa hay un taller mecánico. El año pasado padecía al escuchar desde el desayuno que se fue la “chorra”, que eran todos corruptos, sufría con el burbujear de sus ilusiones de cambio. Hubo uno que insultó mucho y contó que era su primera vez en Brasil, lo que me dio tanta bronca que cuando dejó el auto y se marchó, aproveché para irme a la playa y mientras agarraba la bicicleta, me serví del buen día para conversar medianera de por medio con mi vecino mecánico. Quiero ver si el año que viene lo tenés acá, le dije. Pero me dice que están mejor, que el país ya no daba para más, Cristina había robado mucho. Milton, le contesté, no van ni dos meses de gobierno y no paran de echar gente, en mi familia ya echaron a tres, para no ponerme a contar amigos. Sin laburo decime quién va a poder venir, agregué y él optó por salir de la charla, a los brasileros no les gusta discutir. Ayer cometí la maldad de preguntarle por la temporada. Bajó la mirada y me dijo “los argentinos este año están en Canasvieiras, el año pasado venían para acá porque las playas del norte de la isla estaban contaminadas”. Hasta la primera semana de enero la televisión les prometía que los argentinos ya llegarían. Me asomo por la ventana y el taller está vacío, no hay autos argentinos esperando ser arreglado.
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Turistas de Argentina hay, como todos los veranos, pero pocos. El verano pasado con familiares y amigos que vinieron a visitarnos nos sentábamos en la escalera de casa a hacer estadísticas, ya que vivimos sobre la ruta por la que se sale de Barra da Lagoa. Los primeros dos veranos que pasamos acá a las siete de la tarde la fila de autos aseguraba una hora y media como mínimo para salir y llegar hasta el centro. Este verano las cosas cambiaron, a esa hora no hay fila. La única congestión grande que vimos fue por un accidente en el morro y hay una vía de acceso hasta la Lagoa da Conceição. La mayoría de los pocos que vinieron lo hicieron sin auto. Grupos de jóvenes a los que les continúa saliendo más barato veranear en Brasil que en la costa bonaerense. Se los encuentra en las verdulerías en las que la mayoría de la fruta y verdura cuesta R$ 2,30, cerca de $15. Compran tres latas de cerveza en la playa por R$ 10, unos $ 50. Cuando no la compran en el supermercado y las llevan en heladeras.
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Los comerciantes del barrio saben que apoyo al PT. El primer año me paseaba con una chomba de la CUT y una de Lula. Quizá por eso no me creyeron cuando después del triunfo de Macri les dije que esta sería una temporada pésima. Habrán pensado: si la anterior también estaba Macri y fue de las mejores, por qué esta cambiaría. Lo que no cambian en este país es de canal, todos miran el noticiero de O Globo, hasta los que votan al PT, por eso fue tan fácil tirarlos. Él único comerciante que me dijo que esta sería una mala temporada fue el nuevo dueño del supermercado de la esquina. Trabajaba en una plataforma petrolera y lo echaron durante el 2016, la empresa se fue del país. Volvió a Barra a hacerse cargo del negocio familiar. Antes que los diarios tuvieran que reconocer la falta de turistas conversamos. La televisión sigue prometiendo que los argentinos van a venir, me dijo, pero yo tengo los pies en la tierra. ¿Ustedes no tuvieron una devaluación del cuarenta por ciento?, me preguntó.
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Si alguien que está leyendo estas palabras tiene pensado venir a veranear a Brasil, le recomiendo que no alquile por internet o que lo haga por una o dos noches, si necesita esa certeza para calmar sus inseguridades. Aproveche para hacer valer el producto de su esfuerzo que va a conseguir que le hagan unas buenas rebajas. En este país regatear forma parte de las relaciones comerciales y este año se están disputando muchos a unos pocos clientes. Las cosas han cambiado tanto que los diarios en Argentina ya no publican los datos de Migraciones con la cantidad de argentinos que cruzaron a Brasil, se limitan a hacer estimativos que los propios diarios brasileros destruyen. O Globo tiene que reconocer que la ciudad está vacía, que el dinero falta porque faltan los argentinos. A todos los que escucho lamentar la temporada les digo y pregunto lo mismo: se fue Cristina y se fueron los argentinos. ¿Era tan mala para ustedes? ¿Y para ustedes que me leen desde allá?
Una última recomendación: aprovechen estas vacaciones para leer alguna novela histórica latinoamericana y verán que desde el inicio nuestra historia es la misma. Les recomiendo “Memorias del último soldado de la independencia”, atribuida a Nataniel Aguirre, se la consigue en internet.
Soy uruguayo, y siempre, cuando puedo, voy en semana de turismo (santa para los argentinos), a lagoinha. Y me impresionó la pobreza de turistas.
ResponderEliminarSiempre en esa semana hay más uruguayos que argentinos, y si bien había menos yoruguas que otros años, los argentinos practicamente no existían.Tampoco los brasileros que a partir del jueves aparecen en grandes cantidades. Pueden haber varios motivos, pero sin duda ambos pueblos hermanos están pagando muy caro con sus gobiernos ultra neoliberales y entreguistas. Los arrepentidos deben ser millones. Salú hermanos y fuerza que no todo está perdido.