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viernes, 1 de abril de 2016

La herencia era crecimiento

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Jorge Todesca, titular del Indec, aseguró que el PIB creció 2,1 por ciento el año pasado, desmintiendo a los funcionarios de Cambiemos que decían que la economía estaba estancada. Las cifras fueron revisadas por las nuevas autoridades del organismo.
“Hace cuatro años que la Argentina no crece”, repitieron como un mantra los referentes económicos de Cambiemos a lo largo de la campaña electoral. La fórmula utilizada sin vacilaciones por los más encumbrados funcionarios, como Rogelio Frigerio, Alfonso Prat-Gay, Marcos Peña y el propio presidente Mauricio Macri quedó obsoleta ayer cuando las nuevas autoridades del Indec difundieron las estimaciones revisadas del PIB para 2015. “Se hicieron las cuentas y dan este número. No trabajamos para que los resultados den para atrás. Hicimos una revisión profesional”, aseguró el titular del Indec, Jorge Todesca, al informar oficialmente que la economía argentina creció 2,1 por ciento durante el último año de la gestión kirchnerista.
Para llegar a un crecimiento promedio de 2,1 en 2015 el Indec revisó las cifras oficiales que ya habían sido difundidas por la gestión anterior. En el primer trimestre la nueva administración pasó de un crecimiento de 2,1 por ciento a una contracción de 0,3 por ciento y los datos para el segundo trimestre treparon de 2,2 a 3,9 por ciento. Si bien en el tercer trimestre se registró una mejora de 3,5 por ciento (el gobierno anterior no había llegado a dar ninguna cifra para este período), esa reactivación desapareció hacia finales de año como consecuencia de “una severa tendencia declinante que llevó a un pobre desempeño entre octubre y diciembre”, del 0,9 por ciento, de acuerdo a la interpretación del Ministerio de Hacienda y Finanzas, que emitió un comunicado para intentar explicar cómo el 2,1 por ciento de crecimiento en realidad es un dato negativo.
“Los datos muestran una recuperación transitoria del PIB en la primera parte del año, seguida de una importante caída en la segunda mitad del año, concentrada en los sectores productores de bienes, los más afectados por el atraso cambiario y las diversas trabas (impositivas y administrativas) del régimen anterior”, indicó el ministro Prat-Gay en ese comunicado donde, por ejemplo, ignoró deliberadamente la incidencia de la recesión brasileña, la fuerte desaceleración de China sobre el nivel de actividad y el impacto del anuncio de la devaluación que hizo Cambiemos en noviembre y concretó en diciembre. En ese escrito el funcionario señaló que el cambio en el comportamiento en la última parte del año pasado respondió a “fuertes caídas desestacionalizadas en los dos últimos trimestres” y afirmó que “la actividad económica habría caído a un ritmo superior al 4 por ciento anual en el último trimestre de 2015”. Sin embargo, esos datos no figuran en el informe oficial del Indec.
Estadísticamente improbable, tal explicación del desempeño macroeconómico para el segundo semestre del año permite legitimar el combo de políticas implementadas por el equipo económico: salto cambiario del 60 por ciento, desregulación del sistema financiero, eliminación del esquema de administración comercial y la minimización de las retenciones.
La creatividad del Palacio de Hacienda a la hora de construir estadísticas, el mismo comportamiento por el que denunciaron a sus antecesores, le permitirá al gobierno de Macri mostrar una “reactivación económica” durante el primer trimestre del año. A pesar del impacto recesivo de la megadevaluación sobre el poder adquisitivo de los asalariados, el aumento en el desempleo y el ajuste del gasto público, el impulso del complejo agroexportador motorizará la mejora estadística.
Si bien el informe del Indec fue escueto, el comunicado de Prat-Gay ofreció algunas precisiones. En un intento por cuestionar la función contracíclica de la política fiscal y defender la reducción del déficit, el texto del equipo económico reconoció la relevancia del gasto público para impulsar la demanda cuando el resto de los factores –inversión, comercio exterior y consumo privado– apuntan hacia abajo. “La caída desestacionalizada del PIB a partir de mediados del año pasado se produjo a pesar del continuo crecimiento de los sectores relacionados con el gasto público que es la contracara de un déficit fiscal creciente”, sostiene el comunicado. “Juntamente con el crecimiento de los sectores relacionados con el gasto público se verifican, en otros sectores de actividad, retrocesos que explican la caída desestacionalizada del PIB desde mediados de 2015. Son principalmente los sectores productores de bienes, tanto la industria, el agro, la minería y la construcción, los que muestran variaciones interanuales decrecientes en esa segunda mitad del año”, concluye.
Los datos del PIB divulgados por el Indec sobredimensionan con más crecimiento y una desaceleración abrupta el ciclo proyectado, con menos recursos, por consultoras como OJF del economista Orlando Ferreres. El comportamiento relevado por el Indec implica que las series sin estacionalidad –no fue publicada ayer– debe mostrar mucha volatilidad, toda una rara avis para un indicador elaborado con las abultadas bases de datos de las cuentas nacionales. Sin una crisis como fue el estallido de la convertibilidad en 2001-2002, ese tipo de subas y bajas pronunciadas son esperables en estimaciones alternativas elaboradas con series de datos acotadas.
El Indec no informó cuándo estarán disponibles los datos correspondientes a las otras formas de cálculo del PIB que permiten por ejemplo evaluar el desempeño del consumo privado, el sector externo, la inversión y el sector público. El Palacio de Hacienda señaló que la serie completa será publicada “a mediados de año” mientras que el organismo estadístico comunicó que “en el próximo informe, las estimaciones preliminares de Cuentas Nacionales correspondientes al primer trimestre de 2016 se dará a conocer el 29 de junio”.
Con esos guarismos el Indec estimó un desempeño del nivel de actividad que supera los cálculos realizados por consultoras de la city porteña, la Unión Industrial Argentina y el Fondo Monetario Internacional. La cifra global se ubicó en sintonía con las proyecciones realizadas por el kirchnerismo.
 

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