El 23 de enero del 2015, cuatro días después de haberse hecho pública la muerte del fiscal Nisman, Ramón “Allan” Bogado, uno de los imputados y eje esencial en la denuncia de Nisman contra la ex presidenta Fernández de Kirchner y su canciller Timerman por supuesto encubrimiento de terroristas iraníes, al ser sindicado en la misma como un agente especial que respondía directamente a la Presidencia para hacer de nexo con los supuestos agentes iraníes, concurrió a una escribanía donde atestiguó que acaba de recibir amenazas contra él y su familia, responsabilizando a Antonio Horacio Stiusso, alias “Jaime” de cualquier cosa que les pasara.
Testificó además que desde décadas atrás trabajaba bajo el mando directo de Stiusso, aportando prueba de ello. Y que por orden de este se había infiltrado en la presunta célula de agentes iraníes, haciéndose pasar falsamente como vinculado con las altas esferas del Gobierno para facilitar la infiltración.
Este documento, pone así en evidencia que Stiusso, a través de la actuación de su subordinado Bogado, habría deliberadamente intoxicado al fiscal Nisman para llevarlo a hacer una estruendosa falsa denuncia contra el anterior Gobierno. Al aportarle un nexo ficticio entre este y los supuestos agentes iraníes, siendo este el reproche esencial que hacía Nisman contra la cúpula del Gobierno.
Lo cual seguidamente habría derivado en el suicidio del fiscal Nisman, al enterarse de la tramoya de Stiusso, que lo arrojaba a un bochornoso ridículo en la audiencia que debía enfrentar al día siguiente en el Congreso. Quién incluso con esa finalidad había denunciado pocas semanas antes penalmente a Bogado, presentándolo como un impostor buscavidas, que nada tenía que ver con la SIDE. Demoliendo así en los hechos la falsa denuncia de Nisman, al haber sido la existencia de esa denuncia penal contra Bogado, uno de los principales argumentos que empleó el juez federal Daniel Rafecas para desecharla de plano.
Fuente: http://stripteasedelpoder.com
Testificó además que desde décadas atrás trabajaba bajo el mando directo de Stiusso, aportando prueba de ello. Y que por orden de este se había infiltrado en la presunta célula de agentes iraníes, haciéndose pasar falsamente como vinculado con las altas esferas del Gobierno para facilitar la infiltración.
Este documento, pone así en evidencia que Stiusso, a través de la actuación de su subordinado Bogado, habría deliberadamente intoxicado al fiscal Nisman para llevarlo a hacer una estruendosa falsa denuncia contra el anterior Gobierno. Al aportarle un nexo ficticio entre este y los supuestos agentes iraníes, siendo este el reproche esencial que hacía Nisman contra la cúpula del Gobierno.
Lo cual seguidamente habría derivado en el suicidio del fiscal Nisman, al enterarse de la tramoya de Stiusso, que lo arrojaba a un bochornoso ridículo en la audiencia que debía enfrentar al día siguiente en el Congreso. Quién incluso con esa finalidad había denunciado pocas semanas antes penalmente a Bogado, presentándolo como un impostor buscavidas, que nada tenía que ver con la SIDE. Demoliendo así en los hechos la falsa denuncia de Nisman, al haber sido la existencia de esa denuncia penal contra Bogado, uno de los principales argumentos que empleó el juez federal Daniel Rafecas para desecharla de plano.
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