La economía rige la vida de todas las personas y hoy, en Argentina, todos dependemos de la inflación, por eso el actual Gobierno nacional tiene como principal objetivo en todas sus áreas lograr reducir la inflación a toda costa.
Sin embargo, se encontraron con que el problema no es tan sencillo de solucionar como era prometido en la campaña para las elecciones presidenciales. ¿Qué pasó? Para ese entonces, el equipo de campaña del entonces candidato a presidente por Cambiemos criticaba los guarismo de la administración kirchneristas y prometía cambiar, solucionar y mejorar la economía del país con nuevas medidas. Y tomar como referencia los índices de San Luis y la Ciudad de Buenos Aires.
El pueblo votó, Macri ganó y desde enero hubo una revolución económica: se anunciaron -y se lo sigue haciendo- numerosos cambios en las distintas áreas del gobierno para retomar el camino de la normalidad. Hoy, a dos semanas de comenzar el mes de marzo, la preocupación desborda al equipo económico.
Veamos por qué.
Indec versus Privados
Durante el último trimestre del año, Cristina Kirchner mantenía una economía en relativo orden, con inflación alta, pero son ajustes drásticos sobre la clase baja y media del país, sin despidos y con pronósticos virtualmente estables de cara al 2016. Como contrapartida, el cepo al dólar, la paralización de la actividad y un riesgo a una mayor inflación ponían en jaque el futuro.
La última medición oficial fue en octubre del año pasado:
Indec Octubre 2015: 1,1%
Congreso Octubre 2015: 1,52%
San Luis Octubre 2015: 1,4%
En noviembre y en diciembre, sólo hubo medición de la inflación por parte de la Ciudad y San Luis:
Congreso Noviembre 2015: 2,4%
San Luis Noviembre 2015: 2,9%
Congreso Diciembre 2015: 3,5%
San Luis Diciembre 2015: 6,5%
¿Qué pasó?
Con el último registro oficial en octubre de 2015, los anuncios y amenazas de devaluación en la campaña presidencial, el cambio de gobierno y las expectativas por venir determinaron que con la salida del kirchnerismo y la llegada de Cambiemos la inflación mutara y se disparara rápidamente.
Ya en diciembre, mes de fiestas y gastos extras, el presidente Mauricio Macri comenzó a meter mano en la economía doméstica. En enero, la imparable disparada de precios, los nuevos cuadros tarifarios y las innumerables variables de la economía determinaron una inflación atroz:
Congreso Enero 2016: 3,6%
San Luis Enero 2016: 6,7%
Recalculando
Ahora, el macrismo tiene un serio problema: en campaña tomaba como referencia los índices de inflación de la Ciudad de Buenos Aires (IPC Congreso) y de la Provincia de San Luis que, lógicamente, marcaban una diferencia notoria con la oficial kirchnerista.
Ahora, a pocos días de iniciar las clases y comenzar marzo, el equipo económico presidencial ya no puede tomar la misma referencia. Para peor, hubo una gran transferencia de dinero hacia el sector empresario, se ajustaron tarifas, los alimentos suben y el costo de vida no para de trepar.
La solución es una nueva medición del Indec. Para eso convocaron a la técnica desplazada por el kirchnerismo, Graciela Bevacqua, para transparentar y ordenar lo destruido por Guillermo Moreno, pero ahora la desplazaron ante el asombro de la opinión pública. Para peor, creen que disponer de un nuevo organismo demorará años, y los medios y la gente exigen ya los prometidos índices inflacionarios.
Hiperinflación
Resta lo último: marzo. El tercer mes del año será clave porque las tarifas de los servicios públicos se dispararán un 700 por ciento, la educación ya es más cara, la prepaga también, resta el transporte y el costo de vida en general. De seguir por el mismo camino, la hiperinflación puede ser una trampa mortal que el actual gobierno debe evitar.
Prometió cambiar todo, pero no cambió mucho. Y ya se sabe: el argentino promedio piensa según su bolsillo: por algo será que la inseguridad quedó relegada como la principal preocupación que ahora es, sí, claro, la inflación.
Entradas
0 comentarios:
Publicar un comentario